Segura, Isabel de. Teruel c. 1197 – 1217. La amante de Teruel.
Isabel de Segura, hija de Pedro De Segura, juez de Teruel, pertenecía a un noble y rico linaje presente en Teruel desde el siglo XIII. La historia que narra el documento trascrito por Yagüe de Salas y por él encontrado en el archivo antiguo de Teruel, es bien conocida. Los jóvenes Diego De Marcilla ( Juan Martínez de Marcilla según los textos históricos) e Isabel de Segura, él segundón y ella hija única, eran vecinos desde niños y se amaban.
Cuando Diego pidió a Pedro de Segura casarse con su hija, éste se opuso por la escasez de fortuna del segundón.
Diego pidió a Isabel un plazo de cinco años para ir a la guerra y mejorar su condición, prometiéndole su amada que lo aguardaría. Al transcurrir los cinco años Isabel cedió a las reiteradas presiones de su padre y se desposó en 1217 con un personaje principal, que fantasiosamente se hace pertenecer por algunos autores a la familia Azagra, titular del Señorío Soberano de Albarracín (Teruel). Seguidamente llegó Diego Martínez de Marcilla, ya rico. Secretamente entró en la casa de ella y le pidió un beso, a lo que Isabel se negó por respeto a Dios y a su marido, cayendo Diego muerto de amor a sus pies. Los cónyuges llevaron en secreto el cadáver a la casa de su padre y éste le hizo un solemne funeral en la Iglesia de San Pedro. En la ceremonia se presentó Isabel, quien, alzando la mortaja, dio a Diego el beso que le pidió, cayendo muerta al pie del féretro.
Las familias y el pueblo decidieron inhumar juntos a ambos jóvenes.
La historia de los amantes ha sido una fuente de inspiración literaria y musical especialmente en el siglo XIX. Ya el largo poema publicado por Yagüe de Salas en 1616 fue tomado en consideración y alabado por numerosos historiadores y literatos como los cronistas Diego de Aysa y Vicencio Blasco de Lanuza, Lope de Vega, Juan Francisco Andrés, Ricardo de Turia (Pedro Juan Rejaule) o Cervantes. Los Amantes de Teruel de Tirso de Molina, publicada en Madrid en 1635 y que debió de ser compuesta mientras el autor se encontraba en el Convento del Olivar, en Estercuel (Teruel), y la comedia Los Amantes de Teruel de Juan Pérez de Montalbán, también publicada en Madrid en 1635.
Tras algunas obras menores del siglo XVIII, renace la historia de los amantes con historiadores como Isidoro de Antillón, Esteban Gabarda, Emilio Cotarelo, Federico Andrés, Gascón y Guimbau, Jaime Caruana, Carlos Luis de la Vega o José Luis Sotoca. En el teatro fueron fundamentales el drama Los Amantes de Teruel de Juan Eugenio Hartzenbusch